Servicios Baleares de Televisión (SBT), empresa proveedora de los servicios informativos de la televisión autonómica IB3, ha despedido 27 trabajadores el lunes último, 23 de la televisión y 4 de la radio. La administración de SBT ha argumentado que la plantilla está “sobredimensionada”, por lo cual se hacía necesaria una reducción de personal y ha agregado que podría ser que no quede sólo en estos despidos.

Los trabajadores han mostrado el rechazo por estos despidos que se han realizado sin ningún criterio conocido y que se suman a la política sangrante que, en los últimos meses, viene practicante SBT.

En un comunicado, los trabajadores de IB3 afirman estar agotados de denunciar públicamente la precariedad con que trabajan y recibiendo “presiones continúas, prácticas antisindicales, inestabilidad en los pagos, despidos continuados, no aplicación del convenio colectivo” y todo esto, señalan, con la conformidad del director general de IB3, Antoni Martorell, y del presidente del gobierno balear, Francesc Antich.

El comité de empresa afirma que todavía “recordamos cuando, en la pasada campaña electoral del 2007, el muy honorable presidente del gobierno de las Islas Baleares, cuando todavía era candidato a la presidencia, nos prometía estabilidad laboral y un modelo de radiotelevisión pública. Si esta es la estabilidad laboral y el modelo de radiotelevisión que quiere Francesc Antich para los ciudadanos de las Islas Baleares, vamos bien arreglados”.

El comité de empresa denuncia no haber visto nunca los contratos de IB3 con SBT, y denunció en su momento que no se garantice la subrogación a los trabajadores, “que se ven obligados a cambiar de productora por hacer el mismo trabajo con un contrato más precario”, además de la “destrucción lenta y continua de la plantilla”.

Para los trabajadores es un absurdo que no haya dinero y que se baje el presupuesto, mientras se proyecta poner en marcha dos canales de televisión más y otro de radio. El comité de empresa de SBT exige una auditoría para explicar los gastos que han conducido a una deuda millonaria, frente a la inoperancia de los organismos de control públicos existentes.