Los políticos y los medios

El País

Los políticos y los medios

El PaísJaume Guillamet, catedrático de periodismo de la Universitat Pompeu Fabra, publicó en El País del pasado 25 de julio, bajo el título de El Parlamento mediático, su crítica a la ya arraigada fórmula de los políticos españoles de hacer política a través de los medios.

Luego de señalar que esta práctica es paralela al alejamiento de los ciudadanos en la calle, Guillamet señala: “No es seguro, tampoco, que el Parlamento mediático ofrezca ventajas al periodismo, como no sea una facilidad mecánica para las rutinas profesionales. Aunque también en éstas trata la política de imponer su ley.

El corsé de los bloques de información electoral en el audiovisual público, basados en un cálculo de tiempo para cada partido, proporcional a sus anteriores resultados electorales, es una interferencia clara, cuya denuncia reiterada por los periodistas no ha surtido efecto.

No está claro si las emisoras públicas de radio y televisión sólo son rehenes de la disputa política, en la única ocasión que tiene la oposición de neutralizar el control gubernamental, o es una cuestión de principio, ya que no puede serlo de principios. Y de comodidad, ya que con los minutos asegurados no hay que rivalizar en la generación de noticias.

De todas formas, el tratamiento informativo de las campañas electorales -y de la actividad política en general- no es muy distinto en el audiovisual privado, o incluso en la prensa, que han asumido informalmente el criterio nada periodístico de una cierta proporcionalidad informativa.

(…)

Se echa en falta aquella cámara de aire que, según Walter Lippmann, debiera de haber entre la política y el periodismo. Aquella distancia, desde la cual, la independencia de criterio podría llevar a adoptar otras medidas y actitudes que las que imponen los partidos.

Difícil para el audiovisual público, posible para los medios privados, imprescindible para la prensa en el afán de asegurarse un lugar de futuro en el mercado de la información y evitar la marginación hacia la que se ve empujada.

El Parlamento mediático propicia un periodismo de repetición, amplificación y acompañamiento, en demérito del análisis de los hechos, el contraste de las palabras, la verificación de las intenciones, el alcance de los actos y el balance de los programas de gobierno.

No parece el mejor camino para garantizar la credibilidad entera de los medios y del sistema informativo, que puede verse arrastrada por el descrédito de la política.”

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