El Teatro José Tamayo de la Chana vivió la noche del pasado sábado un encuentro de emociones que desembocó en un concierto al que Antonio Arias le puso una alta temperatura acústica y el alma del que homenajea, con una expresión artística inigualable, a su hermano. La Chana y sus vecinos rendían tributo a uno de sus vecinos, el periodista Jesús Arias, tristemente fallecido hace poco más de un año. Un artista que destacó en distintas disciplinas como la música o la literatura que encontraba en su barrio la inspiración necesaria para sus creaciones. Con el documental Omega, dirigido por José Sánchez Montes, empezó todo en un teatro a rebosar de público. La actuación de Antonio Arias irradió, en su actuación, una energía que desveló el buen cauce, la madurez de su carrera y el buen momento en el que se encuentra.
Asistió el alcalde de Granada, Paco Cuenca que, tras unas palabras dichas en recuerdo de Jesús Arias, habló de un compromiso en el que este homenaje será el punto de partida de nuevo, para colaborar en la actividad cultural del teatro y del barrio. También se encontraba presente la Asociación de Vecinos de la Chana con su presidente, José Fernández Ocaña, músicos, seguidores, amigos y vecinos del barrio que quisieron saber más sobre el músico, escritor, poeta, periodista, persona inquieta y comprometida.
La agilidad narrativa y natural de los Arias, marca de la casa, hizo que la presentación se hiciera corta a los asistentes. Contaron anécdotas curiosas de la fijación de Jesús Arias por el barrio, al que volvía todos los días y esperaba en un banco sentado a que bajaran sus amigos para seguir juntos.
Este periodista polifacético supo muy pronto quién era y a dónde pertenecía en sus entrevistas. Contaba que, cuando llegó al Madrid de los ochenta, no le parecía real, que él fuera hijo de un barbero de la Chana que volvió de Alemania con una bicicleta y un Wolkswagen de juguete y que sus padres eran más punkis que los de la movida madrileña, pero que no lo sabían.
El escritor jienense Antonio Muñoz Molina delegó en su hijo, Antonio Muñoz Vico, la lectura de un texto que hablaba de amistad y de vínculos compartidos, de desayunos en la cafetería Goya, de los matices de una rica amistad y de la tristeza de los alejamientos.
Recuerdos
Abrió el concierto la actuación del Coro Canticum Novum, dirigido por Jorge Rodríguez Morata, con interpretaciones de la última obra Mater Lux, estrenada por Jesús y dedicada a su madre y por extensión a todas las mujeres con hijos. Acompañó al coro Soleá Morente con un cante que hizo vibrar al audiotiro.
Hubo unas palabras para la familia Quero del Albayzin y un recuerdo para Víctor Blaya Quero, Niño Charico, un cantaor de sensibilidades que creaba momentos mágicos con su voz y desaparecido prematuramente en 2008.
Y llegó el momento en el que los hermanos de Jesús Arias, Antonio y José Ángel, y el grupo se unen a la fascinación del periodista por el mundo de los sonidos, a los que podía prestar una atención obsesiva, ya fuera por el del agua del grifo con el que llenaba la botella de Puleva, el de los riachuelos de la Alhambra, el rumor de las olas, los palos de lluvia o el rugido de motores de los fórmula durante una carrera, con los que los Arias cerraron el concierto, en el que tocaron dos temas punkis de TNT.
Antonio Arias también quiso sonar a Lagartija Nick y fue uno de los mejores momentos de la noche. Al final invitó a subir a Jota de los Planetas, que les acompañó al cierre.
Es parte del cálido encuentro de Jesús Arias, chanero ilustre, con su primer barrio. Esto no ha hecho nada más que empezar.