Ante la atenta mirada de numerosos familiares y vecinos del barrio, el cortejo guiado por monaguillos repartiendo incienso inició sus pasos, seguido de los niños y niñas de Primera Comunión por Sagrada Familia donde pronto sonó la campanilla típica que anuncia la llegada del Señor al primer altar dispuesto con mimo por sus vecinas en torno a uno de los comercios más conocido del barrio.
La Custodia portada por el párroco Don Francisco y Don Juan Enrique, bajo palio protector que sostienen seis vecinos acompañando la comitiva, realizó la solemne estación, ante una imponente escenografía de tonos borgoña tanto en el manto protegiendo el altar como a sus pies, con una alfombra disfrazada de verdes que recuerdan a las juncias utilizadas en la procesión de la capital, y el haz inmaculado de las flores frescas y telas dispuestas en la consola rematadas de fino encaje que sostienen el tradicional vino y pan, junto con las escrituras sagradas abrazando al Señor Jesús.
Llegada la Custodia, ésta descansa sobre el altar donde se realiza una oración por los vecinos de la Chana y se otorga la bendición. Concluida la misma, en señal de alegría se lanzan pétalos rojos retomando así el camino hacia el encuentro de rosas carmín y candeleros contorneados de bronce aguardan con el niño Jesús, a modo de lecho al estar resguardado por una gran colcha bordada y un almohadón para acoger la rodilla del párroco en Fuensanta.
El retrato de Jesús y la iconografía de María presidian en honor a su nombre, en Virgen del Monte, un original tapiz de racimos de vid en armonía con un espiga de trigo.
Las placetas de Pasaje de Gor y calle Trébol acogieron esta tradición con sendos altares a los que no les falta un detalle, mantones de manila, macetas a raudales e incluso el conocido bastón y concha del peregrino del Camino de Santiago rezuman espiritualidad a su paso.
Novedades
La gran novedad de este año llegó de la mano de dos instituciones en el barrio. De un lado el Colegio Nuestra Señora de la Consolación no quiso faltar a esta cita en la zona donde llevan más de 50 años formando a los más jóvenes de la Chana. Al amparo fresco de la sombra, el retrato del niño Jesús en los brazos de la Virgen fundadora del centro presidió un señorial altar de líneas godet, a la luz de las velas y elementos naturales.
La congregación Combonianas para el África, a cargo de tres hermanas, homenajearon a su fundador italiano, con una vistosa y colorida escenografía cuyo eje central fue una Cruz de Etiopía e instrumentos de origen africano, finas telas blancas dispuestas sobre un fondo verde rematado con flores de pato custodiando el altar con fardón confeccionado con la imagen corporativa de la congregación en contraste con un tapiz de inspiración étnica.
Finalizando así el periplo de altares en la iglesia Santa María Micaela, que un año más sacó elementos clásicos de su templo para disfrute de sus vecinos, con un suave tul dorado rigiendo el busto de su fundadora, se dispuso un reclinatorio de madera junto a sus típicas pilistras sobre alfombra grana-oro.